Esta novela, escrita por J.D Salinger en 1951, nos lleva a situarnos a finales de la década de los años 40 en Estados Unidos, época en que la sociedad norteamericana está en pleno florecimiento debido a su victoria en la guerra.
¿Qué es lo que hace que esta novela sea tan universal? Sin duda alguna, la respuesta a esta pregunta es la manera en que nos abre los ojos ante una realidad que no siempre es lo que parece. Nos ofrece una visión sincera, subjetiva e incluso cómica del mundo tal y como es, reflejada en los ojos de Holden Caufield, un joven adolescente procedente de una familia rica, que a pesar de poder tener todo lo que desea, es un chico torturado por su sufrimiento, el cual nace a raíz de la muerte de su hermano pequeño Allie. Holden muestra el espíritu de la juventud, pero a la vez, lo que más le va a afectar es la soledad que él mismo busca, estado que define como la mayor desgracia a la que puede llegar una persona.
Holden va perdiendo poco a poco las ganas de vivir, empieza a odiar a todas las personas con las que ha ido compartiendo su vida porque sólo ve en ellas la mediocridad y la estupidez, y siente que no encaja en esa sociedad en la que vive, a la cual dedica durante toda la historia una dura crítica. Holden nos desvela una sociedad en la que lo más importante es el dinero, una ironía si tenemos en cuenta que son claramente visibles las diferencias entre las clases sociales, una sociedad superficial y llena de falsedad y vanidad, en la que todo el mundo busca su propio beneficio, y una sociedad competitiva, en la que los débiles no tienen la menor oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario